Carlos A. Guerrero

A 10 meses y una semana del primer fallecido en el país por coronavirus, el 7 de marzo del año pasado, Argentina superó los 45.000 muertos por COVID-19. En las últimas 24 horas, el Ministerio de la Salud de la Nación informó 142 decesos por la enfermedad y así las víctimas de la enfermedad totalizaron 45.125. Se ubicó así en el puesto número 13° en números absolutos de decesos por el virus en el mundo. Entre los países de la región, sólo superan esa cifra Brasil, México y Colombia, este último con una población similar en número.

Lejos quedó posicionado Chile, con 17.294 fallecidos, menos del 40% del número de Argentina. El presidente Alberto Fernández había criticado los números de la nación trasandina en agosto en una entrevista, al sostener que “colapsó Santiago de Chile, más que nada, pero poco a poco fueron normalizando a un costo importante, porque se perdieron muchas vidas en el camino”. El comentario le valió una réplica del vecino país.

Los casos positivos de COVID-19 detectados en nuestro país, en tanto, suman 1.770.715 de los cuales, se recuperaron 1.549.490. Actualmente 176.100 personas cursan activamente la enfermedad.

Pero el aumento de contagios que se viene registrando en las últimas dos semanas activó alarmas entre las autoridades del Gobierno nacional y los mandatarios locales. El optimismo oficial por la llegada de las primeras 300.000 dosis de la primera aplicación de la vacuna Sputnik V y la partida esta noche de un segundo vuelo para ir a Moscú a buscar la segunda dosis se vio empañado por los cálculos del tiempo que llevará inocular a gran parte de la población, y el recrudecimiento de los contagios en el país, antes de lo esperado. Hay preocupación en la Casa Rosada ante las cifras que comenzaron a crecer a partir de Navidad.