Carlos A. Guerrero

En el mapa que mira cada día el gobierno de Axel Kicillof, hay zonas rojas, amarillas y verdes. El color depende del nivel de contagio. Las rojas, las más complicadas, se ubican principalmente en el primer cordón del Conurbano, pero también en algunos partidos del segundo y el tercer cordón. En cambio, las verdes, ya en la fase 5 de la cuarentena, aparecen en el Interior de la provincia. Son 71 distritos donde el Gobierno analiza que las clases vuelvan en agosto.

En la provincia de Buenos Aires, el receso invernal arranca el lunes 20 de julio y termina el viernes 31 según el calendario establecido. Según se supo de fuente oficiales, el regreso no será al unísono en toda la jurisdicción. En el Interior, hoy son 4 mil unidades educativas las que estarían en condiciones de retomar la actividad presencial después de las vacaciones.

Si bien proyectan el regreso escalonado, en la administración bonaerense son muy cautos. Saben que la situación es dinámica y las definiciones pueden modificarse a raíz de un brote, pero creen que el Interior hoy sí puede pensar en una vuelta en agosto, al compás de la proyección que se maneja a nivel nacional. Las regiones que quedarán al margen, entonces, serán el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y Chaco por los niveles de circulación del virus y las provincias patagónicas por las bajas temperaturas.

En la vuelta la prioridad la tendrán aquellos alumnos que no tuvieron acceso a clases virtuales. Según estimaciones oficiales, alrededor de un 25% de la matrícula no pudo conectarse con sus docentes. Del mismo modo, priorizarán a los primeros y a los últimos cursos, tanto de primaria como de secundaria. Es decir, primer y sexto grado, y primer y sexto año. La idea es que los docentes y directivos regresen unos días antes para planificar cómo encarar la enseñanza en un contexto inédito, después de 4 meses y medio de no ver a sus alumnos y con una disparidad muy probable en los aprendizajes de los chicos.

“Lo anómalo de este ciclo lectivo obviamente hizo que el proceso de enseñanza-aprendizaje también se viera afectado. Sería de necio negar el impacto, pero también es falso decir que no se aprendió en estos meses a distancia. Hubo un nivel de continuidad pedagógica muy grande. El desafío ahora será reorganizar los contenidos e intensificar donde sea necesario, sabiendo que va a haber una articulación con el ciclo lectivo 2021”, explicaron en el área de educación bonaerense.

En promedio, las aulas de la provincia miden 35 metros cuadrados. Por lo cual, indican, para cumplir con el distanciamiento no podría haber más de 15 chicos por curso. Eso obligará, al igual que en el resto del país, a una asistencia alternada, cuyo esquema aún no está definido, aunque se sabe que no va ser el mismo para toda la jurisdicción. “No es lo mismo una escuela rural que funciona en un turno que escuelas en centros urbanos que tienen clases de 3 niveles distintos a contraturno”, ejemplifican.

Todas esas definiciones podrían empezar a darse en los próximos días.