Carlos A. Guerrero

Un cadáver embalsamado arribó el sábado pasado en la bodega de un avión de Aerolíneas Argentinas. Era el vuelo organizado por la Cancillería para repatriar compatriotas que habían quedado varados en Estados Unidos en medio de la pandemia. Sin embargo, ese cadáver -guardado en un féretro herméticamicamente sellado- no debió haber llegado nunca al país: era el cadáver de un empresario de 91 años que había muerto por COVID-19. Curiosamente, la documentación que acreditaba que era portador de coronavirus no había sido aportada.

Ahora, la Secretaría de Calidad de Salud del Ministerio que dirige Ginés González García radicó una denuncia penal que intenta esclarecer quién fue el responsable de que ese cuerpo viajara sin que se supiera que había tenido coronavirus. La principal sospecha es que se buscó ocultar intencionalmente ese dato para que se concretara, sin problemas, el ingreso al país.

Aquí, el caso se centra en la muerte de Elías Masri, de 91 años. Abogado de la Universidad Nacional del Litoral, decidió dedicarse a los bienes raíces. Creó su empresa en los años 50 en la Argentina pero la hiperinflación generada en los últimos años del gobierno radical terminó por complicar los negocios. En 1988, Masri se fue a vivir a los Estados Unidos, donde construyó su emporio Falcon Properties, Inc. El 7 de abril, sin embargo, el empresario falleció en su casa de Manhattan, en un piso de la calle 47 y la Quinta Avenida. Había sido víctima del coronavirus.

El sábado por la noche un vuelo de Aerolíneas Argentinas llegó al país, desde Miami, con 243 argentinos que habían quedado varados en Estados Unidos por la pandemia y conseguían así ser repatriados, en un traslado organizado por la Cancillería. En la bodega del avión también viajaba el féretro de Masri, herméticamente sellado, cuestión por la cual desde Salud descartan cualquier posible propagación del virus. Sin embargo, investigan la irregularidad de la llegada porque ningún féretro con registro de un virus podría haber ingresado al país.

¿Cómo fue posible que ese cadáver con COVID-19 llegara a la Argentina? Es lo que ahora la Justicia está tratando de esclarecer. ¿Por qué? Porque al verificar la documentación, sólo se había adjuntado el certificado parcial, que hablaba de una muerte natural, sin detallar que había sido víctima del virus que fue declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud.

Desde el Ministerio de Salud, las fuentes consultadas confirmaron todos los detalles y prometieron avanzar con el tema “hasta las últimas consecuencias» para saber si “hubo una falsedad por parte de la familia” para engañar a las autoridades.