Carlos A. Guerrero

Cristina KirchnerPor Marcos Piñeiro Figueroa *

En un escenario de inminente cambio de gobierno, se está llevando a cabo la transición con tímidas reuniones entre funcionarios de la alta esfera política. No está claro con qué va a encontrarse el Gabinete de Mauricio Macri al asumir el 10 de diciembre. La única certeza es que los números que reporta el kirchnerismo como verídicos conforman sólo un piso: se da por descontado que el estado de las finanzas públicas es mucho peor que la pantalla mostrada por el Gobierno saliente.

En 2009, el déficit fiscal fue de $ 22.888 millones. En 2014, ya trepó a $ 230.469 millones. Al finalizar el año 2015, se prevé que rondará los $ 400.000 millones, lo cual implica el 7 % del PBI. Similar porcentaje abarcaba a mediados de 2001. Bien sabido es que en el largo plazo esta proyección no es sostenible. Esto identifica a una economía enferma que requiere de entrada cirugía mayor. A saber, hay tres vías a seguir: 
1)      Subir impuestos o crear nuevos: en este momento, los argentinos pagamos 96 impuestos diferentes. O sea, trabajamos seis meses por año para el Estado. Ya de por sí la carga impositiva es asfixiante.
2)      Tomar deuda: de los últimos 70 años, Argentina pasó 36 en default. Es un país que siempre prefiere no pagar, y por ende, cualquier préstamo vendrá con tasas de interés demasiado altas. En este preciso momento, la deuda pública argentina ronda los U$S 450.000 millones, más del doble que en el año 2001.
3)      Recortar presupuesto: desde 2003 a la fecha, el Estado incorporó a 1.500.000 de empleados nuevos. Además, los subsidios al sector privado crecieron un 800 %. Y como es costumbre, el Estado dirige emprendimientos ineficaces con pérdidas escandalosas y sólo a los fines de generar acomodos para su “tropa” (es el caso de Aerolíneas Argentinas). La reducción de gastos es la opción más racional, pero también la más conflictiva y de mayor costo político.
Por otra parte, el índice de personas en situación de pobreza varía según la fuente. La gran mayoría de las consultoras privadas retratan que hay 11 millones de pobres en Argentina, de los cuales 2 millones son indigentes. La tasa es mayor al 28 %, levemente superior a la existente a fines de 2001. El conflicto social estará a la orden del día.

A su vez, hacia el 23/nov/2015 el BCRA arroja las siguientes variables: el circulante monetario es de $ 425.934 millones, mientras las reservas que el kirchnerismo reputa como existentes serían de U$S 25.812 millones. Obviamente, un análisis un poco más profundo da por tierra este invento contable. Al respecto, Prat Gay ha manifestado que las reservas no llegan a los U$S 7.000 millones, mientras que el BCRA está técnicamente en default desde hace años.

El kirchnerismo deja en todos los aspectos un campo minado para el nuevo Gobierno. Además de los indicadores mencionados, también hay otras cuestiones: un proceso inflacionario que tiende a seguir acelerándose producto de lo analizado anteriormente (**), nuevos nombramientos ilegales hechos de apuro, el constante llamado a “resistir” como si desde el 10 de diciembre se iniciara una guerra, la continua alusión a que el peronismo bonaerense creará el caos para obstaculizar a Cambiemos, el destrato con la mayoría de los gobernadores (que repercute en el giro de fondos para pagar sueldos y aguinaldos) al haberse perdido la elección, el consecuente conflicto en escala con las provincias por las deudas que se registran con ellas por coparticipación, el faltante de documentación respaldatoria de deudas de diversas dependencias, gran cantidad de vencimientos de deuda para el año 2016, entre otros asuntos.

Argentina tiene la oportunidad de cortar con las prácticas prebendarias que sólo empobrecen al contribuyente y generan desigualdad, fortalecer el tan denostado federalismo, intentar un camino republicano que estuvo bloqueado en estos doce años, fomentar la producción, volverse creíble frente al resto del mundo y sentar las bases de trabajo para lograr un crecimiento genuino. Continuar con la vía del populismo es seguir transitando el atajo mágico a la prosperidad que sólo genera desencanto, pobreza y odio.

Luego de lo acontecido el 22/nov/2015, y analizando las actitudes y hechos políticos de los funcionarios kirchneristas, hay una verdad que el tiempo se encargará de probar: la cúpula del Frente Para la Victoria no volverá más al poder. El proceso político de cambio ya es irreversible.

** Recuérdese que Argentina tiene un índice de inflación estimado entre los tres mayores del planeta.

* Abogado.